La violencia suele ser pensada, como espacio de ruptura, de desacuerdo, por ende de destrucción y final. Pero Girard nos muestra de qué modo la violencia significa un espacio fundamental y fundacional de la sociedad.
Girard dixit:«En numerosos rituales, el sacrificio se presenta de dos maneras opuestas, a veces como una «cosa muy santa» de la que no es posible abstenerse sin grave negligencia, y otras, al contrario, como una especie de crimen que no puede cometerse sin exponerse a unos peligros no menos graves.
Para explicar este doble aspecto, legítimo e ilegítimo, público y casi furtivo, del sacrificio ritual, Hubert y Mauss, en su «Ensayo sobre la naturaleza y la función del sacrificio», invocan el carácter sagrado de la víctima.

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